Cuando una mujer mata a su bebé recién nacido

Crónicas porteñas de Silvia Elena Tendlarz

El nacimiento de un bebé, buscado o rechazado, impuesto o profundamente esperado, siempre implica un momento en el que una mujer accede o no a la maternidad. No alcanza pasar por el parto, como lo indica la mayor parte de las legislaciones, para que una mujer sea madre, o sobre todo, desee serlo.

El infanticidio es definido como la voluntad de dar muerte a un niño menor de tres días en forma intencionada. A partir del cuarto día se lo considera un homicidio ordinario. A comienzos del siglo XX el infanticidio era considerado en Argentina como una forma atenuada del homicidio puesto que se originaban “para ocultar su deshonra” y en ese estado matar a su bebé por la influencia del estado puerperal.

Con la reforma legal de la legislación nacional de 1994 la figura del infanticidio desapareció sobre la base de lo anacrónico de las fundamentaciones que lo sostenía. Eso hace que una mujer en Argentina que mata a su hijo puede ser condenada a prisión perpetua, o recibir entre 8 y 25 años de prisión si se incluyen circunstancias atenuantes y pasa a ser “homicidio simple”.

Dentro de este debate se incluyó un caso Romina Anahí Tejerina, de 19 años, que dio a luz en el baño de su casa y, con la ayuda de su hermana, cortó el cordón umbilical y colocó a la bebé en una caja pequeña, luego la mató con 21 puñaladas. Durante el juicio, la fiscalía pidió la pena de cadena perpetua, y la defensa, la absolución; finalmente fue condenada por “homicidio agravado por el vínculo” a 14 años de prisión.

¿Cómo explicar el pasaje al acto homicida? ¿Cómo un recién nacido se vuelve el blanco del esfuerzo por desembarazarse de un kakon, un mal, el enemigo interior que se debe eliminar? No existe un instinto materno, dice Lacan, y nada en la naturaleza de las cosas dice cómo ser madre y qué pasiones puede generar el nacimiento de un hijo. La figura legal del infanticidio, que se intenta restituir en la legislación, atenúa el castigo de una mujer que no encontró otra salida más que su crimen en un intento por tomar en cuenta el estado puerperal y el desamparo desencadenado frente a la presencia real de un niño que no puede ser absorbido en una genealogía simbólica. En cada caso singular deberá examinarse qué fue ese bebé para esa mujer que no deseó ni consintió volverse madre de un hijo.

Publicado en Lacan cotidiano, publicación digital, 2014.