El borde y el encapsulamiento autista

Desde hace ya casi un siglo existe un interés por el autismo desde el psicoanálisis aunque haya sido nombrado de distintas maneras. El repliegue autista considerado como autoerótico, como aislamiento o incluso como soledad reenvía una y otra vez a la perspectiva de una ruptura de lazo y al uso de distintas metáforas para nombrarlo. De allí surgen los nombres de “muralla”, “caparazón o cáscara” e incluso un muro que se debe franquear para acceder al niño. Junto a las distintas teorizaciones han surgido propuestas de trabajo para determinar cómo derribar ese muro y lograr que el niño entre en contacto con el entorno. Bruno Bettelheim señala en el caso Laurie las fronteras que construía la niña con tiras de papel, cortezas de árboles o con arena para separarla del mundo. El título mismo de su libro, La fortaleza vacía, da cuenta de su planteo del encierro en una muralla. Margaret Mahler habla de la “caparazón autista” como un escudo protector contra los estímulos dentro de la unidad simbiótica niño-madre. Y del lado de los kleinianos, Meltzer evoca el muro en el caso Timmy, y Francis Tustin llega incluso a hablar de los “niños crustáceos” que se repliegan en su caparazón dura para protegerse del mundo.

1. Jean-Claude Maleval y el borde autista

El planteo de Jean-Claude Maleval en relación al autismo sitúa dos características esenciales: el rechazo de la alienación significante y el retorno de goce sobre el borde, con un funcionamiento autista singular que se mantiene a lo largo del tiempo.

Apoyándose en la noción de retorno de goce sobre el borde planteado por Eric Laurent en 1987, indica que el borde autista es una defensa contra el mundo exterior. Extiende el concepto de borde e incluye tres elementos: las “islas de competencia”, el doble real y el objeto autista. Las islas de competencia constituyen un saber erudito en dominios especializados que les permite una inserción profesional. La idea del doble la retoma de los Lefort pero le da un uso más importante y extiende ese concepto. Si bien incluye los objetos autistas de Tustin, critica su idea de que los niños autistas tienen que perderlos porque de lo contrario quedan fijos en la relación con ese objeto y no logran incluirse en el mundo. El objeto autista es una protección del sujeto, arrebatárselo puede tener efectos nefastos porque se pierde un instrumento de protección y no implica necesariamente una ampliación del mundo. Más bien hay que pensar que el desplazamiento del objeto autista abre al mundo, sin necesidad de que desaparezca. Si bien el objeto autista simple participa del goce autosensual que examina Tustin, o forma parte del borde autista, en la medida en que relaciona con una isla de competencia se vuelve un objeto autista complejo, cuyas ramificaciones llegan a extenderse en el campo social.

Examina los distintos tipos de borde: como superficie corporal, que corresponde a la autosensualidad de Tustin, centrado en las sensaciones corporales; el borde objetal tranquilizador en el que aparece ya el objeto autista, el doble y los intereses específicos; el borde dinámico, donde el sujeto se incluye en su construcción; y el borramiento del borde.

Los autistas cuyo borde es una superficie corporal no llegan a armar una localización del goce sobre el borde como defensa. El autista no puede simbolizar la pérdida de goce y quedan encerrados en sus sensaciones corporales y sus autoestimulaciones. Se obturan entonces los agujeros del cuerpo. Hay una dificultad en la cesión de los objetos, en particular del objeto voz que produce los trastornos de enunciación.

La aparición de un objeto resulta tranquilizadora. No se trata ya solamente del goce que retorna como exceso sobre el cuerpo, sino que puede ubicarlo en un objeto concreto. Surgen los distintos elementos que forman parte de borde autista: el objeto autista, el doble y los intereses específicos. Este borde también puede incluir personas y disminuye los fenómenos de violencia y de automutilación. El borde se vuelve dinámico en la medida en que los sujetos quedan incluidos como por ejemplo, en caso Joey la creación de la serie de los dobles. El borramiento del borde se produce cuando se pone en escena algo de la pérdida, y aunque no desaparece puede volverse menos permanente, como un interés específico que lo llama un “imaginario de caparazón”.

2. Eric Laurent y el encapsulamiento autista

En 1987 Eric Laurent plantea como una particularidad del autismo el retorno de goce sobre el borde, borde entre el cuerpo y sus objetos que lo distingue de la ficción imaginaria kleiniana del continente y el contenido.

A partir de los desarrollos relativos al “caparazón” planteados por Tustin, introduce la noción de “encapsulamiento autista”, no ya rígido, sino con el planteo original de un encapsulamiento elástico que puede desplazarse. El niño autista, que no tiene cuerpo ni imagen, se encierra en un encapsulamiento que funciona como una burbuja de protección, como una cápsula a la manera de los astronautas que se desplazan en el espacio, protegiéndose de las manifestaciones del Otro. El retorno del goce sobre el borde constituye una neo-barrera corporal, un neo-borde que no se apoya sobre el cuerpo, y que funciona como una defensa masiva. En este cuerpo-caparazón no hay trayecto pulsional ni zonas erógenas. ¿Qué significa estar dentro del encapsulamiento autista cuando no hay interior?, se pregunta Laurent. Es una topología particular, no es un interior, sino es un espacio articulado a la superficie del cuerpo que lo redobla sin confundirse con él.

El sujeto autista está inmerso en lo real. La “forclusión del agujero” vuelve al autista un ser sin agujero. Decir que no hay agujero en lo simbólico es equivalente a plantear que no hay un borde que delimite ese agujero. “Un agujero en el Otro simbólico tiene un borde, lo cual no sucede tratándose de un agujero en lo real”, dice Laurent. La inexistencia del borde del agujero se redobla por la inexistencia del propio cuerpo, “un cuerpo solo existe si un objeto puede separarse de él, lo cual supone el sostén de la mirada del Otro, que otorga el cuerpo y le da una consistencia”, añade. Pero la voz no es cedida y se producen dificultades de enunciación; la mirada no ha sido separada y se necesita algún tipo de invención para alojarla; el objeto oral puede aparecer como un simple objeto informe que se lo vomita o escupe; el objeto anal no entra en el circuito de la demanda y se vuelve una pura repetición de un objeto sin forma. Laurent lo llama “una pura iteración sin cuerpo” del Uno sin que se inscriba como tal, es un Uno de goce que no se borra,

La iteración del Uno se manifiesta no solo a través de la letra, sino puede ser a través de números, cifras, música, imágenes, que funcionan como Uno iterativo que impacta sobre el cuerpo, produciendo el acontecimiento de cuerpo del autista, sin extracción de goce. Esta iteración sin pérdida impide la constitución del cuerpo.

Plantea entonces una clínica del circuito y de la extracción del objeto en el autismo. El encapsulamiento es ya una respuesta por parte del sujeto, su invención personal. No se trata de eliminarlo sino de crear un espacio entre el sujeto y el otro en el que se produzcan intercambios menos amenazantes que posibiliten su desplazamiento. Durante el tratamiento los niños hacen funcionar objetos, juegos, distintos tipos de materiales, con los cuales van interactuando en su mundo inmutable. Se busca producir una metonimia sin ser intrusivos, apuntando a alguna extracción de goce en la medida en que para que algo nuevo se incorpore es necesario producir una cesión de goce. El desafío del tratamiento es lograr que el niño salga de su funcionamiento homeostático y se produzca un desplazamiento del encapsulamiento, se introduzca en una metonimia que amplíe su mundo.

Para concluir. El psicoanálisis parte del respeto de las invenciones del niño que Maleval ubica en el borde autista y Laurent como parte de su encapsulamiento. Con nombres distintos la dirección de la cura tiene la misma orientación: lograr que el niño se incluya en el mundo a su manera, sin forzamientos, y buscar que aparezca algo nuevo en la repetición en circuitos cada vez más amplios.