Sujeto supuesto saber

En el principio de la experiencia analítica “está la transferencia”, dice Lacan[1], y añade luego su relación con el saber dentro del dispositivo. Pero el saber, ¿está del lado del analista o del lado del analizante?[2]

La expresión sujeto supuesto saber es introducida por Lacan en el Seminario 11 (1964), formalizada en la “Proposición del 9 de octubre…” a través del “algoritmo de la transferencia”[3], retomada luego en “La equivocación del sujeto supuesto saber”[4] (1967) y reformulada en el Seminario 17[5] (1969) con el lugar del saber en el discurso analítico.

Tres términos quedan involucrados e interactúan entre sí: el sujeto, el saber y la suposición. La suposición involucra una doble perspectiva: suposición de un saber inconsciente que no tiene sujeto y suposición de un sujeto para ese saber como efecto de significado. El sujeto no supone nada, es también supuesto. El énfasis está puesto en la suposición, efecto de significación de la cadena significante. “No es real, es un semblante”[6].

Al sujeto se le supone saber un texto inconsciente que restituye el análisis. Al analista se le supone un saber sobre el paciente. Saber que también está hecho de semblantes[7]. El sujeto supuesto saber es una “significación de saber”[8], no un saber del analista o del analizante: se sitúa entre ambos en la medida en que el saber inconsciente del sujeto se despliega bajo transferencia.

¿Quién supone al sujeto? Un sujeto no puede suponer a otro: no hay intersubjetividad, hay sujeto del inconsciente. El saber empalma con el deseo del analista que sostiene la cadena significante.

Cuando el sujeto comienza la narración de su historia y del sufrimiento que lo lleva a la consulta, la articulación significante produce una significación. Al hablar, el sujeto es conducido por la asociación libre sustrayéndose así de los límites del discurso común y dando lugar a la equivocación, al tropiezo con que emerge el inconsciente. El sujeto siempre dice algo más de la que quiere decir en su intención de significación: emergencia de significantes reprimidos, del sin sentido, de aquello que escapa a la significación, puesto que el inconsciente es un significante a la espera de un significado. El sujeto supuesto saber es la equivocación que consiste en creer que un sujeto sabe ese saber mientras que en realidad se ubica en su hiancia. En esa equivocación del sujeto supuesto saber el saber se hurta y a la vez se vuelve presente, sorprende, desarticula los dichos a través del decir porque el inconsciente mismo es un saber, mientras que los efectos de sujeto que aparecen y desaparecen en el discurso del paciente se acumulan a la espera de su realización.

La emergencia del sujeto supuesto saber corresponde al momento de alienación que posibilita la apertura del inconsciente[9]. Se supone que siempre se puede decir algo más, es decir, la alienación llama a la producción de sentido.

El amor se dirige hacia aquel que se le supone el saber en la medida en que sólo es supuesto y no se puede ni explicar ni explicitar. Es un saber indefinidamente supuesto. Este es el momento de separación, de “cierre del inconsciente”[10] en que la cadena significante se detiene, el paciente calla y emerge el analista como objeto a. La vertiente imaginaria del amor de transferencia es el punto de engaño que, paradójicamente, pone en acto lo real de la presencia del analista. Y en una torsión moëbiana, en el punto donde se descubre la presencia del analista como objeto a, en ese mismo lugar se le supone un saber produciendo un entrecruzamiento epistémico y libidinal. El analista como objeto a ocupa el lugar del semblante en el discurso del analista y sostiene la suposición de saber.

Con el algoritmo de la transferencia Lacan abandona la noción de cierre del inconsciente. La relación entre el inconsciente y el sujeto supuesto saber es un efecto de la cadena significante tal como está estructurada la experiencia analítica. La implicación de un significante a otro significante supone un sujeto como significado y un saber tomado como significación.

En oposición al inconsciente ligado a la suposición del discurso analítico Miller sitúa el inconsciente real que implica el funcionamiento de significantes solos[11]. El inconsciente como saber existe gracias al amor en la medida en que logra establecer un lazo entre los significantes. 

En la medida en que el analista se ha despojado de sus identificaciones puede ocupar el lugar del significante de la transferencia que en algoritmo se vuelve destinatario de las particularidades del sujeto[12]. La suposición de saber posibilita que el objeto pueda ser localizado y velado a la vez.

El trabajo del inconsciente como suposición permite aislar el resto no significante, referente latente de la operación analítica, el objeto a. El analista como objeto a, como semblante, encarna la parte no simbolizada del goce, el partenaire goce del sujeto, volviéndose así su sinthome, pareja artificial propia del dispositivo analítico que sostiene y funciona como soporte de la narración del sujeto.

La suposición de saber tiene como destino el saber expuesto del final del análisis. Pero no hay más allá del saber. El final de análisis no termina con el saber sino que implica la transformación del amor al saber como transferencia al deseo de saber.

Entre semblante y sinthome el sujeto supuesto saber es una de las expresiones del recorrido de un análisis.

Publicado en Silicet, volumen preparatorio al VII Congreso de la AMP a realizarse en París, Buenos Aires, 2009.

NOTAS

  1. Lacan J., “Proposición del 9 de octubre de 1967 sobre el psicoanalista de la Escuela”, Momentos cruciales de la práctica analítica, Manantial, 1992, p. 11.
  2. Véase los desarrollos acerca de este tema de Ana Ruth Najles y Silvia Elena Tendlarz en S. Tendlarz, Lacan y la práctica analítica, Cuadernos del ICBA, Buenos Aires, 2002.
  3. Lcan, J., “Proposición…”, op. cit., p. 13.
  4. Lacan, J., “La equivocación del sujeto supuesto saber” (1967), Momentos cruciales…, op. cit., p. 34.
  5. Lacan, J., El Seminario, Libro 17 (1969-70), Paidós, Buenos Aires, 1992, p. 55, clase del 14 de enero de 1970.
  6. Miller, J.-A., “La ex sistencia”, Lo real y el sentido, Colección Diva, Buenos Aires., 2003, p. 65, clases del 9 y 16 de mayo de 2001.
  7. Miller, J.-A., De la naturaleza de los semblantes (1991-92), Paidós, Buenos Aires, 2002, p. 14, clase del 20 de noviembre de 1991.
  8. Lacan, J., “Proposición…”, op. cit., p. 13.
  9. Miller, J.-A., Donc (clase del 15 de junio de 1994), inédito.
  10. Lacan, J. El Seminario, Libro 11 (1964), Paidós, Buenos Aires, 1992, p. 151, clase del 22 de abril de 1964.
  11. Miller, J.-A., “Una fantasía”, Lacaniana (2005).
  12. Laurent, E., Las paradojas de la identificación, EOL-Paidós, Buenos Aires, 1992, cap. 9 y 10.