Prologo del libro Enseñanzas de la Prisión

Lo íntimo, lo público, tienen entrecruzamientos, intersticios. Un crimen es un acontecimiento público: el criminal es juzgado, vigilado, difundido su crimen, y el poder judicial dicta su pena. Los motivos y su responsabilidad forman parte del juicio que establece su grado de conciencia y de participación y, por ende, la condena. La peligrosidad, la posibilidad de reincidencia, la gravedad del crimen son tomados en cuenta durante el juicio. Y cuando finalmente se establece el veredicto, el criminal debe purgar su crimen en los muros de la prisión. Abogados, jueces, incluso el poder mediático, víctimas y victimarios, forman parte de esta cohorte en la que se desenvuelve el juicio. Y luego, sigilosamente, los sujetos involucrados quedan finalmente a solas con lo que pueden decir y con aquello que callarán para siempre. En este contexto particular a veces se produce el encuentro con un analista.

El presente libro se detiene justamente en el “sujeto del crimen”, tangencial en el juicio, que da cuenta de la participación subjetiva y de la apropiación del acto por parte del protagonista. Se extrae así inmediatamente de las aspiraciones universales de los tipos clínicos de la criminología para situarse del lado del sujeto y su inefable existencia, sin por ello justificar su acto ni intentar explicarlo a través de argumentaciones psicologistas.

De entrada, Viviana Berger, compiladora del libro, se interroga sobre la presencia del analista en la institución, y en particular en la prisión, de modo tal de dar cuenta de las enseñanzas que pueden extraerse de la confrontación del sujeto con su crimen. Perspectiva que tiene su incidencia en la aprehensión del sujeto porque lo desplaza de la “monstruosidad” o de su posición objetivada en los peritajes.

Tempranamente el psicoanálisis se interesó por la criminología a través del sentimiento de culpabilidad. El texto freudiano “Los que delinquen por sentimiento de culpabilidad” se volvió paradigmático de la relación entre la culpa y el castigo, y la dialéctica que interviene entre la falta y la culpa. Lacan entra al psicoanálisis a través de la criminología y su estudio sobre la paranoia de autopunición. La liberación del kakon a través del acto criminal abre las puertas al crimen enlazado al goce. No se delinque ya solo por sentimiento de culpa sino como efecto del empuje al goce, cuestión que cobra múltiples formas en nuestro mundo contemporáneo.

En este libro toman relieve distintas vertientes. Antes que nada presenta un examen general del trabajo del analista en la institución, en particular en la prisión a través de las experiencias de trabajo de las que da cuenta. A continuación, las resonancias subjetivas permiten armar una casuística del sujeto del crimen, confrontado al acto criminal por fuera de los “motivos” y las “fuerzas insondables” que empujan su acto. Por otra parte, en los intersticios entre el adentro y el afuera de la prisión, se producen encuentros propiciados por la acción lacaniana en su relación con la criminología.

Surgen entonces distintas preguntas, como por ejemplo qué lugar ocupa la intimidad del paciente frente a la mirada pública que puede volverse intrusiva en la psicosis. Si bien el discurso amo moldea las demandas del sujeto en la prisión y formatea incluso la argumentación utilizada comúnmente en la defensa durante la pericia, es posible “descongelar su palabra” (Veláquez) y hacer surgir al sujeto. En realidad, como lo señala Ricardo Seldes, la acción del analista “busca el signo del deseo para que no se cristalice en un destino”.

De esta manera, cada uno de los casos examinados forman una serie heterogénea que no logra aplastarse en el significante “criminal”. Los psicoanalistas invitados a escribir sobre ellos pueden detenerse en los detalles que permiten pensar su participación subjetiva uno por uno y sorprenden así en su diversidad. Se presenta así el estudio de los llamados “lobos solitarios”, el de Unabomber, algunos pasajes al acto criminales en la psicosis, el asesino de John Lennon, e incluso Iordan Grugel nos presenta sus hallazgos con el caso de PH de Freud y el caso H entrevistado por Lacan. Esta serie incluye a personajes de ficción como en el caso del Guasón.

En todos los casos se trata de recuperar su posición subjetiva, en la medida en que, como lo señala Francesca Biagi-Chai, si bien la culpabilidad se engendra por el goce de la vida, la responsabilidad es un saber a posteriori. De allí que es posible interrogarse acerca del límite de lo subjetivable en la medida en que nunca se trata de una cuestión yoica sino de una posición frente al goce. Por otro lado, del lado de la víctima, relevar al sujeto de su condición de víctima, dice Miquel Bassols, es devolverle su responsabilidad.

El libro incluye los intersticios artísticos que se vinculan con la prisión. Esta secuencia se inicia con el examen de Johnny Gavlovski sobre los graffitis como una invención contra la violencia, nueva piel de la ciudad expresada en el street art que establece vinculaciones entre las bandas y distribuye territorios. Por otra parte, el examen del trabajo del artista urbano francés JR, presentado por Estrada-Placon, introduce nuevos matices. Entres sus múltiples trabajos, JR fotografía a prisioneros que cumplen cadena perpetua en una prisión de alta seguridad de California mirando al cielo, arma un collage gigante en el patio de la prisión, y luego le saca una foto desde el cielo con un dron. Y junto a la imagen aparecen las voces de las personas que cuentan sus historias de vida. Se presenta desde adentro hacia afuera una particular torsión en que cobra un nuevo enlace lo íntimo y lo público mientras hace surgir las voces que los mueven del silencio.

Para extraer al sujeto de la segregación institucional es necesario rescatar sus particularidades, señala Eric Laurent. Es por eso que es necesario una posición activa del analista en los dispositivos de salud mental a la manera de participación y compromiso social, y, como concluye Viviana Berger, que preserve el vacío necesario que resguarde la posición del sujeto. Este libro forma parte de esta apuesta.